A lo lejos veía una cabaña, donde se encontraban mi esposo y alrededor de él, mis hijos, los 5 completitos. Fue tanta mi emoción y desesperación al verlos, que corrí desmedidamente, sin mirar atrás, sin parar ni un solo momento.
Al llegar a ellos, mi corazón latía a mil por hora, lágrimas rodaban por mis pecosas mejillas. En ese momento me vieron y todos ellos se lanzaron encima de mí diciendo: ¡Mami llegaste! Fue un momento muy importante, sentí el verdadero amor que se puede tener por la familia.
Y desde aquel día sigue creciendo mi anhelo por tenerlos a los 5... Sé que Dios me ayudará.
Nicole Paredes
D.Y.
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