martes, 12 de febrero de 2013

El pentágono de la felicidad

En una hermosa mañana de abril, me encontraba a orillas de un riachuelo, lleno de piedras y tibia agua cristalina. Rodeada de arbustos, llenos de flores coloridas y hermosos animales, que mediante su cantar, despertaban mis ansias de poder estar ahí. Y así pasó, fueron minutos de relajación y de paz interior donde decidí caminar sin final.

A lo lejos veía una cabaña, donde se encontraban mi esposo y alrededor de él, mis hijos, los 5 completitos. Fue tanta mi emoción y desesperación al verlos, que corrí desmedidamente, sin mirar atrás, sin parar ni un solo momento.

Al llegar a ellos, mi corazón latía a mil por hora, lágrimas rodaban por mis pecosas mejillas. En ese momento me vieron y todos ellos se lanzaron encima de mí diciendo: ¡Mami llegaste! Fue un momento muy importante, sentí el verdadero amor que se puede tener por la familia.

Y desde aquel día sigue creciendo mi anhelo por tenerlos a los 5... Sé que Dios me ayudará.



Nicole Paredes

D.Y. 

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