Con quien quería pasar cada momento. Cada día, una aventura. El cuento que nunca acabaría. Añorábamos que llegue el momento. Pero el paraíso se convirtió de un momento a otro en pesadilla.
Fue lo que nunca pensé: el desorden andante, el insomnio que no se acaba, la contradiccion cotidiana. Apenas nos saludábamos sin mirarnos. Su compañia se convirtió en mi tortura. Huí a los 180 días.
Aún no tengo idea quién es.
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