domingo, 6 de enero de 2013

Juan del barrio

Él es Juan Pulley, pero conocido por todos como Juan del barrio.
En una mañana soleada, como de costumbre, Juan se encontraba en el parque de la Kennedy. De pronto pasa una muchacha de cabello largo, tez morena, atractiva, corpulenta, movediza y coqueta. Era la chica de la tienda de la esquina, hija de Don Mauro. Al verla pasar, empieza a trotar al ritmo de ella y cuando la alcanza le pregunta: ¿Cómo te llamas? Y ella, muy picarona responde: ¡Eulalia!
Con una fuerte sonrisa en el rostro y ojos adormecidos, la miró y se dijo: ¡así se empieza, vamos Juanito que de ley resulta esto!
Eulalia aceleró su paso y en su rostro demostró muchos nervios. Se movía más que de costumbre, paso que daba, paso que volteaba la cara para verlo.
El cruce de miradas se volvía más intenso y ella le mostraba como saboreaba sus labios, que parecían dos hielos a punto de derretirse.
Así, Eulalia con su meneo y galanteo opacó a todas las demás hermosas mujeres que paseaban alrededor. Juan solo tuvo ojos para ella. Al cabo de un tiempo, sin saber que hacer o decir, ambos decidieron marcharse.

Al llegar la noche Juan se puso su mejor cachina y salió a dar una vuelta en el carro con sus amigos. Todo en el barrio estaba en absoluto silencio, cuando él llegó a la casa de Eulalia y empezó a cantarle.
Al rato, se encendió la luz de la casa de Eulalia y él emocionado les avisa a sus amigos que bajará a agradecerle. Lo que él no sabía es que la madre de Eulalia, Mayita era quien salía a su encuentro con un balde con agua. En el momento menos pensado, Juan estaba mojado de pies a cabeza. Mayita se moría de risa al ver el gracioso cuadro. Del coraje, prendió el carro y se fue a beber con sus amigos. No podía creer el show que le había hecho pasar la vieja de la mamá de Eulalia.    

Pasaron los días y Juan logró conversar con Eulalia, decidió invitarla a comer a Sweet and Coffee para conocerse más. Allí entablaron una conversación muy amena, ambos empezaron a sentir extraños sentimientos y la atracción empezó a crecer.

A la media noche decidieron ir a pasear por Urdesa pero de pronto, un carro los interceptó y les hicieron secuestro Express. Eulalia se asustó mucho y Juan le pidió que se quede tranquila porque los ladrones estaban nerviosos y podían actuar en contra de ellos.

A Eulalia la atacaron los nervios al punto que empezó a gritar como loca, por lo que uno de los ladrones le disparó para que se calle. Juan estaba desesperado y sin saber qué hacer, entonces pidió que por favor los dejen y se lleven el carro. Inmediatamente, Juan y Eulalia fueron tirados en una calle abandonada de la Alborada. Él empezó a llorar sobre el cuerpo de Eulalia lamentando todo lo que había pasado y sabiendo que perdió al amor de su vida para siempre.




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